domingo, 4 de marzo de 2012

La vi, temblaba.
Movió algo adentro, algo que hace mucho no podía sentir, tal vez nunca lo había sentido.
Era preciosa, tenía miedo.
Lento, me acerqué, y la abracé, apenas sus manos rozaron mi cuello la sentí; helada.
La tomé con más fuerza, no la solté, y no me soltó.. Por tanto tiempo.
Cerré los ojos, fue lo único que pude hacer; la sentí, sentí su espalda y su cuello, su cabello, todo tan frío.
Ella dejó poco a poco de temblar.
Las olas, fueron lentamente desapareciendo, ya no había nada más.
Abrí los ojos, ella ya no temblaba, el sol nos había sorprendido. Ella me abrazó y la besé con toda la delicadeza que pude.
No tenía frío.. Me confesó cómo moría de miedo
"¿Miedo de mí?" le pregunté.
No dijo nada y me besó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario