Porque, hay días en los que me gustaría poder platicar contigo, de algo, de nada, de lo que sea; pláticas largas, de horas, acostarnos en tu cama y simplemente estar, quisiera que me dijeras las cosas como son, quisiera decirtelas yo.
Quiero platicarte de mi día, de como la cagué o de lo chingona que me sentí... Me gustaría contarte lo que de verdad quiero hacer, platicarte de la gente a la que de verdad quiero, sin que los juzgues, ni digas nada malo sobre ellos, sin que les pongas apodos o me preguntes cosas sobre ellos.

Quisiera que me enseñaras cosas, contarte chistes y que tú me contaras de tu día, tus ocurrencias, me gustaría, más que cualquier relación, que fueras mi amiga. Ante todo.

Me gustaría que de la nada me dijeras, "vamos a un café" en vez de satanizar esas cosas, o saber de cuando eras como yo, estoy segura que tenemos muchas diferencias, pero también muchas cosas en común. Sé que en el fondo me entiendes y de hecho lo que te da miedo es que me entiendes demasiado bien, tal vez al grado en el que sabes como voy a actuar.

¿En qué momento perdí esa confianza? ¿Cuál fué la primer mentira... La que me maldijo a seguir inventando cosas para poder sostener esto?... Supongo que desde el principio te diste cuenta, es más, sé que ahorita sabes muchas cosas de mi vida que no te he dicho, pero no me las quieres echar en cara por miedo a que la poca relación se pierda.

Pero, es que de verdad quisiera abrirme contigo, contarte todo lo que he hecho, las cosas que he pasado, no centrarme en un simple "bien" cuando me preguntas qué tal estuvo mi día.

Quisiera poder salir de la ciudad contigo, que me lleves a conocer algún lugar y divertirnos, olvidarnos de lo que hay en la ciudad y olvidarnos de los demás.
Quisiera, pero no puedo, porque no entenderías si te platicara mi día, porque no sabrías como reaccionar si alguna vez te dijera todo lo que he hecho, no sabrías que contestar cuando te pida un consejo y no te imaginas que tanto han cambiado las cosas.. No sólo afuera, en la calle, en el mundo; sino en mí.

Soy otra persona, no me conoces, no sabes que quiero ni a donde voy.

Me gustaría poder platicar contigo, y que no me juzgues, mamá.